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martes, 1 de enero de 2013

La colonia textil de los "Raps"

                                                                              

Existen enclaves sin morbo añadido, en donde no se cuentan historias trágicas, lugares como el que nos ocupa, La colonia Textil. 
Nada hace referenciar nada que pueda ser adosado al fenómeno paranormal, ningún desencadenante más que el olvido y el polvo, aunque como es lógico bien pudiera haberse sucedido algún suceso trágico, pero no con las dimensiones que quisieran los supuestos investigadores de morbo paranormal. En realidad no es necesario buscar o pegar con celo a los lugares historias truculentas, pues como bien se dice, en ocasiones la realidad supera a la ficción.
Esta Colonia textil es el cuadro perfecto de cómo eran antaño algunas empresas prósperas en nuestro país en tiempos pasados.

Podemos observar dos edificios alargados con todo tipo de estancias, pisos para los trabajadores, recepción, enfermería, bar e incluso un cine, lo que evidencia que gran parte del tiempo se pasaba en la colonia una vez terminada la labor.
Lo bueno y lo malo está en todos lados, por lo tanto en el lugar obligatoriamente se vivirían sucesos emotivos alegres y de conjuga y tristeza. La supuesta teoría de las impregnaciones por lo tanto también se enmarcaría en este lugar y aún más si hacemos caso a personas sensitivas de corte más esotérico, quienes afirman que estamos rodeados de entidades, sean o no las almas de los fallecidos.
El lugar reconozco que me impresionó, acompañado por José, Jordi y Micaela, nos adentramos en el interior de los edificios que un día conformaron la colonia textil, apenas vestigios de lo que en su día fue, pero con una estructura en buenas condiciones y con un interior no excesivamente vandalizado, en donde aun se puede ver la barra del bar, las estancias de los colonos, algunos muebles y sobre todo el cine, una sala de considerables medidas en la que aun están las butacas, la pantalla, la sala de proyección y el escenario que en su día sirviera para representar obras de teatro. Una instalación eléctrica de la época e incluso me comentaron que hasta hacía poco aún estaba el proyector de cine.
Cada lugar es especial, y en cada enclave se siente algo diferente, sin embargo, aquí no se sienten escalofríos ni ese extraño aviso en la boca del estómago cuando nos enfrentamos a lo insólito, pero a veces es necesario acudir a estos lugares en donde es menos probable que el misterio habite, para poder comparar y observar si los fenómenos realmente son y habitan en un lugar concreto o por el contario es la mente de quienes los visitan las que hacen de interruptor, las que atraen lo desconocido.
Durante las primeras horas de la visita, las experimentaciones psicofónicas de rigor, pero nada que hiciera presagiar lo que nos esperaba.
Por mucho que algunos pretendan querer saber, poco sabemos acerca de lo que denominamos paranormal, ciertamente muchos de estos fenómenos parecen mostrar cuanto menos, cierta inteligencia y en ocasiones parecen “jugar” con el investigador o experimentador, o posiblemente sea lo que en eso momento pueden manifestar.
Hay quienes aseguran que la comunicación entre dos realidades no es sencilla, que requiere un importante desgaste energético, de ahí se explicaría las descargas anormales de pilas y baterías, pero en la mayoría de las ocasiones una descarga anormal energética no precede al fenómeno paranormal, por tanto quedan muchas preguntas sin respuesta.
Una visita de rigor nos impresionaba a todo el equipo, la gran magnitud del lugar y sobre todo que esta colonia textil parecía una ciudad en miniatura con todos los servicios.
Cada lugar hace sentir de una manera especial y aun cuando uno no sea sensitivo, lo cierto es que todos lo somos en potencia. Pero este lugar aparte de impresionar no alertaba la boca del estómago, ese cerebro sensitivo y emocional no alertaba de nada extraño.
Dicen que los lugares cerrados son más propensos a albergar impregnaciones y a que estas perduren en el tiempo. Nada parecía “especial” hasta que en una pequeña estancia, seguramente una despensa o almacén nos alertó.
Un cuarto de dimensiones discretas, con olor a humedad, abandonado en el tiempo y en su interior una alacena de pequeñas dimensiones, para acceder a ella teníamos que inclinarnos.
No sabría explicar las sensaciones que en mayor o menos medida cada miembro del equipo intuyó, pero lo cierto es que tras recorrer la inmensidad de un edificio repleto de estancias diversas, este lugar, algo nos decía que era el idóneo.

Los ojos electrónicos de dos cámaras de video, con visión normal y ocasionalmente infrarroja serían testigos mudos de posibles manifestaciones.
Temperaturas acordes con el lugar, sin variaciones de interés.
Magnetismo normal, también sin alteraciones destacables.
Pero aquel lugar parecía idóneo para la experimentación, y ya que el fenómeno paranormal más directo y “objetivo” es la psicofonía, comenzamos la experiencia.
Preguntas típicas y otras elegidas al azar, dejando volar nuestra imaginación intentando que si algo albergara aquella estancia se manifestase psicofónicamente.
Ante insistencias en que se “manifestase” en que nos diese alguna prueba de que “ese algo” habitaba allí, se produjeron varios golpes, rápidamente intentamos en vano buscar el foco y procedencia de aquel sonido, situación que se repitió en varias ocasiones más, algo que nos costaba achacar al azar, “raps” se producían ante preguntas y enmudecían una vez parábamos la experiencia. Esto como digo, sucedió en varias ocasiones y la incertidumbre se apoderó de mí. Aquellos extraños “raps” parecía como si se produjeran en la pequeña alacena del interior, pero allí no había nada, ni siquiera aberturas por donde pudiese entrar el aire. En una ocasión al menos el aparato detector de movimiento sonó alertándonos de algo inexistente, situación que achaco al posible paso de algún diminuto roedor o alimaña. Sea como fuere, insisto una vez más, aquellos golpes que se mostraban con diferente intensidad, se hacían presentes, como alertando de algo que nuestros sentidos no podían percibir, tan solo aquella sensación extraña focalizada en la boca del estómago nos hacía intuir un “algo” muy difícil de explicar.

Por mí parte aquella estancia fue bautizada como “La habitación de los ruidos” y es que soy algo parco buscando adjetivos.
Ciertamente cada lugar, cada experimentación y cada investigación es única, y a veces lugares en los que no parece habitar nada anormal, acaban por dar sorpresas. Manifestaciones que se esconden y viven en determinados lugares o conexiones mentales de personas con facultades.
Lo cierto es que este lugar me sorprendió, pasó de ser una simple visita a entrar en mí particular archivo de lugares con misterio, un misterio caprichoso y que no siempre se manifiesta en enfermerías, salas de hospital o lugares trágicos, o tal vez sí, no sé si esta estancia “de los ruidos” fue escenario de algún suceso trágico, de algo que todos ignoremos salvo quienes fueron actores en su día. Tal vez estos golpes eran manifestaciones especie de alertas que tan solo pretendían decirnos, qué allí estaba o estaban, tal vez un lenguaje que no supimos decodificar, tal vez emisiones psíquicas de alguno de los presentes que actuó en el plano físico, cuantas posibilidades contemplemos, todas podrían ser tan verdaderas o falsas, pero lo cierto es que aquellos golpes se dieron, que fueron reales y escuchados por cuantos estábamos y que más allá de la experiencia, sean lo que fueren, estos enmudecieron.


Fran Recio (27-12-2012)
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